Entrevista a Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento cubano

Francisco Aruca
Radio Progreso Alternativa
El 6 de mayo de 2004 la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre, creada por el Presidente Bush en 2003, presentó al presidente sus recomendaciones para acelerar el derrocamiento de la revolución cubana. En una aparente maniobra electoral para obtener el apoyo de la extrema derecha de los cubano-americanos en el Sur de la Florida, Bush prometió implantar varias de las medidas que tiene como blanco a la familia cubana, en particular el derecho de viajar a Cuba en visitas familiares. Esa medida permite a los cubano-americanos sólo una visita cada tres años, en vez de la visita anual permitida anteriormente. Los nuevos ataques contra Cuba deben entrar en vigor el 1 de junio.
Coincidentemente, el gobierno cubano sirvió de anfitrión a la 3ra. Conferencia La Nación y la Emigración para discutir con cubanos que residen en el exterior, distintos asuntos de interés mutuo, entre ellos las nuevas regulaciones que flexibilizan los trámites de viaje a Cuba de los emigrados, con el fin de facilitar sus relaciones familiares y con su país de origen. Más de 500 cubanos que residen en 49 países, entre ellos 241 provenientes de Estados Unidos, participaron en la Conferencia, en la que se reunieron y discutieron con altos funcionarios del gobierno cubano acerca de los temas de la agenda.
El domingo 23 de mayo Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional de Cuba (parlamento), en un discurso ante los asistentes al evento, al comentar acerca de las nuevas medidas, señaló lo que parece ser un tremendo error por parte de la Administración Bush.
La siguiente entrevista al Sr. Alarcón de Quesada fue transmitida dos días después, el Martes 25 de mayo, por Francisco Aruca, director y conductor de Radio Progreso Alternativa, en su programa Ayer en Miami.
Francisco Aruca (FA): En mi opinión, puede que usted haya abierto la caja de Pandora y haya presentado ante la Conferencia lo que pudiera ser una situación legal constitucional en relación con estas medidas. ¿ Quisiera hacer algún comentario al respecto?
Ricardo Alarcón (RA): Me referí a un área de esas medidas que teóricamente serían aplicadas a partir del 1 de junio. Son las regulaciones de los viajes. A fin de comprender a cabalidad, tendríamos que remontarnos al 6 de octubre de 2000. Ese día se presentó el Informe de la Conferencia con relación a la ley de Financiamiento de la Agricultura. Previamente en ambas cámaras de la legislatura norteamericana -la Cámara de representantes y el Senado- se había aprobado una enmienda con relación a las sanciones unilaterales impuestas por EE.UU. en cuanto al comercio de alimentos y medicinas, con el objetivo de eliminar esas sanciones unilaterales. Eso incluía a Cuba y a otros países. Luego de un proceso muy complicado, el Comité de Conferencia cambió drásticamente la naturaleza y el espíritu del texto original. Finalmente autorizó las exportaciones de alimentos norteamericanos a Cuba bajo condiciones muy estrictas -pago en efectivo, ningún crédito y muchas otras limitaciones.
Pero debido a los esfuerzos de algunos congresistas, particularmente los representantes cubano-americanos Lincoln Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen que trabajaron conjuntamente con Tom DeLay y otros líderes de la Cámara de Representantes, se logró reforzar el embargo contra Cuba no sólo con las limitaciones que impusieron a ese comercio restringido, sino también porque codificaron las regulaciones de la administración relacionadas con los viajes a Cuba. Es decir, lo que hasta ese momento era privilegio del ejecutivo, lo transformaron en ley. Recuerdo que vi a la Sra. Ros-Lehtinen y al Sr. Díaz-Balart en la TV de Miami diciendo que no era sólo una victoria, sino una victoria histórica, la victoria más importante de sus carreras.
¿Por qué? Porque hasta ese momento las regulaciones de viaje era la única área referente a Cuba que permanecía en manos del ejecutivo. La ley Helms-Burton le arrebató a la Administración la conducción de la política hacia Cuba y convirtió el asunto en ley. Eso quiere decir que antes de restaurar las relaciones diplomáticas, antes de tener relaciones comerciales normales, intercambios y demás, cualquier administración tiene que acudir al Congreso y obtener una modificación de la ley Helms-Burton. Pero los viajes no estaban comprendidos en la ley. No sé por qué razón, quizás se confiaron tanto que se olvidaron del tema, y recuerde que durante los años 90 la Administración Clinton, el mismo presidente que luego firmó la ley Helms-Burton, también creó nuevas áreas de viaje, como el enfoque "pueblo a pueblo", que él creía que servía a los intereses de la política de EE.UU., a fin de no cerrar las puertas entre los dos países, sino abrirlas, facilitar los viajes y demás. El 6 de octubre el Comité de Conferencia presentó una ley de agricultura que tenía una Sección 910 dedicada a los viajes a Cuba. En esencia, la Sección 910 declaraba que: primero, autorizaba los viajes para vender productos agrícolas. Así que tuvieron que agregar una nueva licencia a las regulaciones existentes. Pero inmediatamente decía que además de la nueva categoría y las categorías existentes para viajar a Cuba en ese momento, no habría nada más, nada de otros viajes, ninguna otra categoría. Con esa acción transformaron en ley lo que hasta octubre del 2000 era privilegio del ejecutivo, transformaron esa área en "una piedra", como lo calificó el Presidente Clinton.
Lo que sucedió ese día fue la codificación de las regulaciones administrativas relacionadas con los viajes a Cuba, lo que hacía imposible que cualquier Administración norteamericana introdujera cambios en las regulaciones. Permítanme citar esta pequeña frase de la Sección 910: "Este Título entrará en vigor el día de la aprobación de esta ley, y se aplicará posteriormente en cualquier año fiscal".
En otras palabras, como dijo la Representante Ros-Lehtinen, era un complemento necesario a la Helms-Burton para llenar la brecha que inadvertidamente se había dejado con referencia a los viajes, porque sólo los viajes habían quedado a nivel administrativo hasta octubre del 2000.
FA: En su discurso en la Conferencia, en un momento usted citó al Senador Dodd, que dijo algo así como que los autores se arrepentirían de esa acción, precisamente porque se habían apoderado no sólo del poder de hacer más flexible los viajes, sino también del poder de endurecer las regulaciones de viajes a Cuba. En otras palabras, senadores y representantes de ambos partidos dijeron en aquel momento: "Oigan, ustedes están atando las manos hasta del presidente que pueda querer endurecer las regulaciones de viaje a Cuba", como acaba de hacer Bush.
RA: Permítame citar las palabras exactas del Senador Christopher Dodd: "Respecto a la codificación de las restricciones existentes de viaje a los norteamericanos que desean viajar a Cuba, pienso que esta acción es una vergüenza y una irresponsabilidad. Les pronostico a los autores de esta disposición que llegará el día en que lamentarán profundamente el haber eliminado esta y otras discreciones de la administración". Fue el fin de la discreción administrativa no para aquel año fiscal, sino para todos los años fiscales.
FA: Y no solo para aquel presidente, sino para cualquier otro presidente posterior.
RA: Para cualquier presidente posterior. Dodd dijo eso. Pero hubo otros. El Senador Baucus de Montana, otro demócrata, dijo: "Para echar sal en las heridas los miembros republicanos del Comité de Conferencia acordaron codificar en ley las actuales restricciones administrativas a los viajes a Cuba. Esa acción eliminó la flexibilidad de este presidente y de los futuros presidentes para liberalizar o no liberalizar (las restricciones)".
FA: Tan claro como el agua, entonces.
RA: Veamos a la otra cara de la moneda, los republicanos. El Representante Sanford, que era miembro del Congreso en la época y ahora es gobernador de Carolina del Sur, estuvo muy activo, al igual que otros republicanos, en la lucha por terminar con la prohibición de viajes en general, para todos. Estas fueron sus palabras: "Al codificar las actuales restricciones de viaje, se prohíbe a este presidente y a cualquier presidente futuro a realizar cambios en las actuales regulaciones de viaje".
FA: Por supuesto, que los abogados tendrán que examinar este argumento para determinar su pertinencia legal, pero básicamente lo que usted ha dicho en la Conferencia es que la Administración Bush puede haber violado la ley y puede, en cierta forma, haber violado la Constitución de Estados Unidos al implementar o tratar de implementar medidas administrativas que el Congreso le había arrebatado a la presidencia. ¿Es eso lo que quiere decir?
RA: Sin dudas. Esas citas son de la sesión del Congreso en la que se presentó el informe del Comité de Conferencia. En aquel momento los miembros del Comité explicaron el significado del proyecto de ley, su intencionalidad. Estaba bien claro que ambas partes lo vieron como que se le quitaba poder a la presidencia. Lo estaban haciendo en vísperas de las elecciones, de la que ambas partes creían que iban a ser los ganadores. Unas semanas antes de la famosa elección del 2000. Le estaban quitando la autoridad al presidente y a los que vendrían detrás, porque dejaron en claro que no era una legislación de un año. "Se aplicará posteriormente en cualquier año fiscal". A partir de ese momento, ningún presidente de EE.UU. tendría autoridad para eliminar o reforzar, o liberalizar o no las regulaciones de viajes a Cuba.
FA: Y al ignorar al Congreso esta Administración está tratando de recuperar ese poder, aunque la ley diga: "Ya usted no tiene esa facultad".
RA: No quiero ofender, pero técnicamente eso es sencillamente ilegal. La Administración está interfiriendo en un área que le está prohibido por ley, una ley que fue bienvenida por la misma gente que ahora quieren privar a los cubano-americanos de derechos fundamentales. Permítame acudir al Washington Post del 8 de octubre, en el que se publicó un artículo acerca del tema por una periodista muy seria y muy respetada, Karen DeYoung. Ella comenzó su artículo citando al Representante Lincoln Díaz-Balart cuando dijo que aquella había sido "una tremenda victoria". Y Karen explica la "victoria". Ella dijo: "El acuerdo también elimina la capacidad del presidente para suavizar o fortalecer las restricciones al viaje de norteamericanos, congela las actuales prohibiciones regulatorias a todos los viajes de cubano-americanos menos uno anual, y disminuye las licencias de todos los demás, y lo congela en ley, a pesar del abrumador voto de la Cámara de Representantes en contrario".
Recuérdese que ese año la Cámara había aprobado precisamente la eliminación de todas las prohibiciones de viajes.
"'Creo que está mal', dijo el viernes el Presidente Clinton. Dijo también que la situación se había convertido en "una piedra" y había privado al ejecutivo de cualquier prerrogativa en esa área".
FA: Sr. Alarcón, usted ha citado a congresistas de EE.UU. y a The Washington Post. ¿Sabe usted de algo en relación con el tema que fuera reportado específicamente en el Sur de la Florida?
RA: Bueno, estoy seguro que The Herald y El Nuevo Herald tienen muchas declaraciones de la Fundación Nacional Cubano-Americana, de congresistas cubano-americanos, que hablaron mucho porque para ellos fue la más importante victoria de sus carreras, esa acción de despojar de la autoridad al ejecutivo. Pero hubo más cobertura, especialmente un editorial del Sun-Sentinel el 19 de octubre, El editorial describía lo que sucedió con estas palabras: "La propuesta también quita al presidente el poder para establecer las restricciones de viaje y se lo entrega al Congreso". Esta es una manera sencilla y directa de describirla. Recuerde que esa legislatura fue una enmienda a la ley de financiamiento a la agricultura. No era nada recomendable para un político, particularmente en octubre en un año de elecciones, oponerse a una ley que implicaba decenas de miles de millones de dólares para la comunidad agrícola. Eso era parte del truco. Pero el Sun-Sentinel consideraba de tal importancia el tema de los viajes, lo consideraba tan pertinente que incluso hizo un llamado a Clinton a vetar la ley. Permítame citar la última parte del editorial. "Al Presidente Clinton se le debe alentar para que se mantenga firme en contra de una mala idea, aún cuando signifique vetar la Ley de Gastos de la Agricultura".
FA: Queda por ver qué tienen que decir acerca de esto los abogados y los funcionarios elegidos, pero en mi opinión, lo que usted ha expresado arroja nueva luz sobre esta y otras medidas relacionadas con la política del Presidente Bush hacia Cuba.
RA: Hay muchos temas fundamentales implicados, Por supuesto, el más prominente es el de la violación de los derechos humanos, de los derechos individuales familiares de los cubanos en Cuba y en EE.UU. Es una violación de la Constitución de EE.UU. A los cubanos y a los cubano-americanos se les discrimina, y la Constitución de EE.UU. prohíbe cualquier discriminación a ciudadanos norteamericanos y a residentes legales en EE.UU. Los cubanos son el único grupo étnico que tiene limitaciones, incluso antes de este intento cruel. Legalmente tienen la posibilidad de visitar a su país una vez al año, bajo una licencia general. Además, los cubanos pueden solicitar licencias específicas para venir a Cuba. Eso fue codificado por el Congreso en octubre de 2000. Esa es la situación legal. Esa situación legal, la situación actual, sigue siendo una violación de sus derechos, porque el gobierno federal no interviene en las relaciones de otras comunidades étnicas -irlandés- americanos, italo-americanos, cualquiera. Ellos pueden ir y venir a su país de origen cuantas veces deseen, enviar remesas, lo que sea. Los cubanos son discriminados.
Estas medidas que la Administración quiere imponer ahora en contra de la ley serían aún más crueles y violarían aún más los derechos de esos cubanos. Pero creo que es importante comprender que además de la importancia que el tema tiene para nosotros, para los cubanos que vivimos allá o aquí, es también una violación de otros principios constitucionales. Es una clara violación de las prerrogativas del Congreso. La base de la Constitución de EE.UU. es la llamada "separación de poderes". Al ejercer su poder, el congreso aprobó una ley en 2000 que le quitó al presidente la autoridad, cualquier poder a cualquier presidente de introducir cambios o modificaciones a las regulaciones de viajes a Cuba. Pero si el presidente es capaz de imponer su voluntad, estaría atacando las prerrogativas del Congreso y creando un precedente muy peligroso que va más allá del tema de Cuba. Los norteamericanos debieran estar preocupados por vivir en un país donde la ley puede que no signifique nada, donde una administración como la actual puede ignorar y violar lo que claramente se ha convertido en ley y también atacar un principio fundamental como es el de las prerrogativas del poder legislativo. ¿Pueden soportar eso los senadores, los representantes, la opinión pública?
FA: Creo que su pregunta es una buena manera de finalizar la entrevista. Ahora queda a los lectores encontrar la respuesta.l
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